Thursday 30 April 2009

El color del polvo (The Time Has Come)


Y luego el ligero sonido, el que se logra colar y que avisa de la velocidad alcanzada; y la sensación de que no ha pasado el tiempo. La imagen barrida en donde aparecen los objetos mezclados, y al horizonte, ese pálido color de cuando la tierra se levanta y se convierte en polvo y da la impresión de que ha bajado una nube, una nube extraña, que no es azul y que molesta. Y se distingue la silueta del vendedor, el que ha estado ahí durante todos estos años, y al que sólo se le reconoce por su atuendo, el mismo de siempre. De este lado, aquí, no hay ruido ni polvo, todo es quietud, sólo se mira, se mira del lado y se ve la escena a través del cristal. Y la imagen se diluye mientras el auto avanza y el camino se hace predecible. Entonces, la memoria avisa de eso que viene: llegarán las casas a medio hacer, de irregular forma, grises, y el auto tendrá que dar la vuelta, dejar atrás aquel inútil paisaje, y ver al frente, seguir el camino. Y vino el incómodo pensamiento; me di cuenta que aquel hombre, el vendedor, ha permanecido ahí desde la primera vez. Luego miré el retrovisor y observé que mi tez ya no era la misma, la misma de aquel día, de esa primera vez en la que vi a ese extraño hombre, quien sigue ahí, en medio del polvo.