A Carlos Patiño.
La gran avenida parecía brillar. La delicada malla transparente que cubría el asfalto, producto de los restos del agua de lluvia, imprimía un tono peculiar al camino. Las llantas que, mojadas, levantaban un poco de las abandonadas gotas, hacían un tanto ruidoso el recorrido. Sabíamos que así el riesgo era mayor. Ya sin preguntar, regresó al mismo track. Y otra vez escuchamos la misma canción. Y así era el ritual: subía al auto, y su dedo índice presionaba varias veces hasta llegar a nuestra pieza preferida, y luego cantábamos sin vergüenza al tiempo que recorríamos las mismas calles con la sensación de ver a la misma gente, y luego decíamos las mismas cosas, señalábamos los mismos edificios. Jugábamos a sorprendernos, pero siempre era inútil.
Iván Islas.
Ciudad de México.
October 10th, 2007.