Las manos a la altura de sus piernas de manera sospechosa habían quedado petrificadas. El trayecto se tornaba inacabable y sus pasos no hacían el menor ruido. Sus pies, cual si pisaran una gran alfombra, parecían sostenidos por el aire. Su mano izquierda a puño cerrado contenía un objeto metálico. Ahí precisamente se había trasladado todo su resentimiento. Cada vez más se aproximaba al auto, a ese Mercedes Benz plateado, que por sí solo se presentaba y se distinguía en medio de los demás. Y recordaba su voz siempre escandalosa cuando me acompañó a comprarlo: “sí, ese es el mejor color”. Sólo por milímetros se podría haber medido la distancia que lo separaba del Mercedes, era nada. Luego, como en cámara lenta, vino lo peor: se desdibujaba el deseo, se volvía un acto de la realidad. Sin dar señal previa, con esa llave, recorrió, en línea precisa, marcando en tono de odio y como si un puñal rasgara la piel de un hombre, toda la parte lateral de aquel precioso Mercedes Benz. Allí había quedado la marca, que por el color plata ni se notaba, aunque en el fondo él sabía que era roja, de ese rojo color sangre.
Iván Islas.
Diciembre, 2002.
3 comments:
Las reglas:
Ivan. A ver si le etras al juegito
1. Cada jugador (a) comienza con un listado de 8 cosas sobre sí mismo.
2. Tiene que escribir en su blog esas ocho cosas, junto con las reglas del juego.
3. Tiene que seleccionar a 8 personas más para invitar a jugar, y anotar sus blogs/nombres.
4. No olvides dejarles un comentario en sus blogs respectivos de que han sido invitadas a participar, refiriendo al post de tu blog: "El Juego".
Se siente re feo que le den un llegue a tu coche, por lo menos yo nunca le he dado un llegue a ningún coche. ¡Cuánta catálisis!, bonito relato.
Gracias Tomás. Una ciudad como la nuestra, que coloca al objeto auto en el centro (recordemos que mucha de su arquitectura está visualizada para los autos), me permitió en este caso jugar un poco con tal recurso. Simbolizar a través de ese objeto, dotarlo de vida. Pero ese animarlo sirve al microrelato para referir el hecho de agredir. Me llevó un poco de tiempo darle el ritmo adecuado, hacer que esa acción que lleva a cabo el personaje se perciba lenta y que, de alguna manera, haga explícita la rabia de uno de los personajes. Finalmente, como dices, debe sentirse muy feo, pues la venganza en este caso está bien pensada, por eso hasta aquel rayón se vuelve de ese color. Saludos!!!
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